La descomposición de la sociedad que hemos conocido, y de la que nos hemos sentido orgullosos, es un hecho en el que se empeñan con descaro las huestes conservadoras de la vieja Europa. La crisis económica provocada por quienes manejan el dinero, ha servido de excusa para hacernos creer que hemos vivido un espejismo y que nuestra condición trabajadora, no es suficiente para aspirar a semejantes cotas de bienestar,Ayer en un programa de televisión Miguel Angel Rodriguez, antiguo portavoz del gobierno de Aznar, se jactaba de que España no tiene ninguna Universidad entre las 100 mejores del mundo. Su receta y la de Wert consiste en disminuir los recursos a la educación, quitar becas y profesores y que mis hijos tengan que pagar 5 o 10 € al mes en un colegio público para ponerles un ratito la calefacción. Pero, ni un minuto mas a desenmascarar a estos inmorales de la derecha reaccionaria y vividora que mientras pasaba todos lo meses a por el sobre de Bárcenas con fondos provenientes de comisiones ilegales trataba de convencernos de la necesidad de tanto recorte.
A mi, lo que realmente me preocupa es el clamoroso y decepcionante papel del contrapoder de la izquierda. El vacío moral y la pobreza intelectual de una tradición política llena de historia en la lucha por las metas sociales. Desde las instituciones europeas a los ayuntamientos.
Necesitamos a un Papa Francisco que renueve las anquilosadas estructuras de poder en los partidos de izquierda. Empezando por el mío, el PSOE. Siento asco y vergüenza cuando veo a correligionarios míos sonriendo en reuniones de consejos de administración de empresas que previamente tuvieron la responsabilidad de gobernar. A ministros que nos fijaron el precio de los servicios (al alza, por supuesto) y que ahora sonríen en las reuniones del consejo de administración de Endesa, o del Santander, o de Telefónica, o de Repsol…… Exactamente igual que sus antecesores-sucesores del mismo o de otros partidos. A esto hemos llegado con la anuencia de las “clases” dirigentes, que llevan décadas empotradas en la estructura de poder.
Ahora tengo el convencimiento de que el fingido sufrimiento por el dolor de tantas y tantas familias que lo están perdiendo todo, ha esculpido en sus caras una expresión tan falsa, como tan dura. Una expresión tan inexpresiva que a quienes seguimos creyendo en esto, nos ha quitado algo de lo mas profundo: la esperanza.
Hemos de reconocer, como hace unos días lo hacía el Papa, que el diablo se había infiltrado en la estructura de poder del Vaticano. Los dirigentes de la izquierda no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos, cuando no han sido participes del escándalo. Han dilapidado la herencia recibida del peor modo posible por acción, o lo que es tan grave, por omisión.
Necesitamos renovar todo el cuerpo cardenalicio para recuperar la esperanza primero y los logros sociales después. Y esto no es posible con la misma gente, aunque como siempre, “el aparato” pretenda camuflárnoslo cambiándoles de sitio. Tampoco lo haremos con segundones contaminados aspirantes a la heredad que no logran ilusionar ni a su entorno mas cercano. Estamos cansados del condescendiente “ahora no toca…..” con el que nos intimida y despacha el todopoderoso cuando habla ex cathedra, mientras se encamina impertérrito a la derrota sin haberse cerciorado de que ya no tiene iglesia detrás. Esto no puede durar otros cuatro años porque ya no quedaría nada que salvar.
Antes de que algún bien mandado me critique por esto, he de adelantarle y prometerle que no aspiro a volver a la gestión (a la que me honro de haber servido en buena fe), porque honradamente en este país, no se puede dedicar uno a la política con tres hijos universitarios. Salvo que seas rico heredero o amigo de Bárcenas. Y yo ni lo uno, ni lo otro: simplemente un obrero del arte y la salud harto de tanta mediocridad.